LA CALIDAD DE VIDA Y EL DINERO
El contraste entre la conceptualización filosófica del trabajo desde la teoría del valor-trabajo de Smith, la visión Marxista donde se prioriza la satisfacción de las necesidades físicas y espirituales, hasta llegar a Pigou con la propuesta económica del Bienestar (Tonon, 2010), ha permitido construir en la actualidad una correlación entre las variables trabajo y calidad de vida, Gonzáles (2005). Esta vía de construcción conceptual científica, genera expectativas de lo que está por venir dentro del ámbito socio político y su directa afectación con las oportunidades vitales y la percepción de la satisfacción laboral.
La actual crisis económica y política acarrea consecuencias palpables por indicadores sociales ya que actualmente el Ecuador cuenta con argumentos plausibles para sustentar los beneficios de la Economía Popular Solidaria implementada como un mecanismo pragmático para garantizar la calidad de vida en la población, desde el concepto multidimensional que incluye satisfacción laboral ejercida desde la propuesta de políticas públicas construidas para alcanzar el buen vivir, específicamente, en la definición de Ramírez (2008) mencionado en el Plan Nacional para el Buen Vivir (2009) se puede constatar la correlación entre buen vivir y calidad de vida: “la satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas.
El Buen Vivir supone tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno valora como objetivo de vida deseable”(Plan Nacional para el Buen Vivir, 2009:6), de manera que el buen vivir se convierte en una política exclusiva de la vinculación entre la calidad de vida y el crecimiento económico de la población, generando ejes de intervención para la mejora de la calidad de vida.