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VIRTUDES DEL CARÁCTER PREDICEN EL ÉXITO ACADÉMICO (Artículo Científico)

Autores: Patricio R. Arias, Felipe E. García, Karla Lobos, Stefany C. Flores


Las Fortalezas del Carácter (FC) explican aspectos relevantes de la personalidad desde la psicología positiva. Las FC se las puede entender como un modelo de competencias genéricas que influyen en el desarrollo de habilidades y destrezas, y guían la puesta en práctica del conocimiento adquirido. El objetivo de esta investigación fue evaluar la influencia de estas FC sobre variables pisco-educativas como la Personalidad Resistente Académica (PRA) y el Engagement Académico (EA). Se encuestó a 263 estudiantes universitarios (20,9% mujeres) y se les aplicó el Inventario de Virtudes y Fortalezas, la Escala de Engagement Académico y la Escala de Personalidad Resistente Académica. Se encontraron relaciones significativas entre las fortalezas evaluadas, la PRA y el EA. Las fortalezas intelectuales, emocionales y de restricción predicen la PRA y las fortalezas intelectuales y emocionales predicen el EA. En un análisis de sendero se encontró que la PRA ejerce un efecto mediador entre las FC señaladas y el EA. En conclusión, los hallazgos de este estudio permiten proponer al sistema de educación superior incluir el paradigma de la educación positiva, centrada en el desarrollo de virtudes humanas, y así, influir intencionadamente en la mejora de la retención y éxito académico de sus estudiantes.




Discusión


El objetivo principal de este estudio fue evaluar un modelo que permita predecir la presencia de la PRA y el EA en estudiantes universitarios. Este modelo fue analizado utilizando como variables independientes a las FC, características que permiten acercarse a una vida plena (Peterson & Seligman, 2004).

Al realizar el análisis correlacional entre las FC, la PRA y el EA, se encontró que todas las

variables se relacionan positiva y significativamente, a excepción de las fortalezas teológicas que no muestran una relación significativa con la PRA. Al parecer la resistencia al estrés, no tiene vinculación con las fortalezas teológicas, que incluye a la gratitud, la espiritualidad y la apreciación de la belleza. En cambio, las fortalezas de restricción, emocionales, intelectuales e interpersonales presentan una relación importante con la PRA y el EA, coincidiendo con la apreciación de Cosentino et al. (2009) quienes mencionan que las fortalezas son adecuadas discriminadoras de desempeño académico.

La correlación entre la PRA y el EA es la más fuerte de todas las variables evaluadas,

esta relación entre los factores de las dos escalas también se han encontrado en estudios previos (Carmona-Halty et al., 2017), probablemente por la coincidencia entre el compromiso con la actividad, esencial para resistir al estrés, y el EA propiamente tal. De hecho, existen numerosos estudios que indican que la personalidad resistente promueve el engagement con el trabajo (Britt, Adler, & Bartone, 2001; Lo Bue, Taverniers, Mylle, & Euwema, 2013) y a su vez que el estrés académico se relaciona negativamente con el EA (Bravo, 2013).

Los modelos de Regresión Lineal Múltiple encontraron que las fortalezas emocionales e

intelectuales predicen la PRA y el EA, las fortalezas de restricción solo predicen una PRA. Las

fortalezas interpersonales y teológicas no predicen en forma significativa la PRA ni el EA. Las

fortalezas intelectuales incluyen la creatividad, la curiosidad, la apertura mental y el amor por

el aprendizaje, lo que coincide con la relevancia de la creatividad sobre el EA encontrado por Oriol et al. (2016). Las fortalezas emocionales incluyen la valentía, la vitalidad, la esperanza, el amor, el humor y la inteligencia social, coincidiendo con lo encontrado en el estudio de Oriol et al. (2016) donde la esperanza también predecía EA. Finalmente, las fortalezas de restricción, que incluyen la prudencia, la perspectiva, la persistencia, la integridad y la autorregulación, las que no predicen EA, pero si PRA, lo que resulta coherente con el ejercicio de la autorregulación para el control del estrés (Park et al., 2012).

Los antecedentes teóricos disponibles (Cosentino et al., 2009), los antecedentes previos

respecto a la influencia de la personalidad resistente sobre el engagement (Britt et al., 2001; Lo Bue et al., 2013) y los antecedentes aportados por las regresiones, posibilitaron la construcción de un modelo de sendero con suficiente sustento teórico y empírico. Este modelo mostró ajustarse adecuadamente a los datos disponibles, y su principal propuesta es que la PRA ejerce un rol mediador entre las FC y el EA. Este resultado permite prever que una personalidad capaz de resistir el estrés relacionado al ámbito académico resulta esencial para que las FC, muchas de ellas desarrolladas en forma previa al ingreso de un estudiante a la educación superior, puedan influir sobre un mayor EA, a su vez predecir la planificación del aprendizaje (Spormann et al., 2015) y el buen rendimiento (Parra, 2010).

En consecuencia, estos resultados contribuyen con evidencia para promover actitudes de

compromiso, control y desafío, incentivando a que los estudiantes se involucren en las actividades en lugar de evitarlas o retirarse, buscando influir en sus procesos de aprendizaje, con mayor control de las situaciones que le afectan y con una actitud constructiva ante un mundo cambiante, más que en el confort de lo ya conocido y estable. De particular relevancia, es que estos resultados tributan a una población altamente vulnerable, pues las carreras de ingeniería son de las que tienen una más alta tasa de abandono y no titulación en el Ecuador (Bazantes, Ruiz, & Álvarez, 2017; Ramírez, 2016; Sinchi & Gómez, 2018). Ayudar a resistir el estrés, sobre todo los primeros años de educación superior, y contribuir a un mayor bienestar y compromiso de los estudiantes universitarios, son preocupaciones que deben estar presentes a la hora de desarrollar los planes y programas de estudio, así como en las políticas de retención que las instituciones de educación superior se propongan.


Entre las limitaciones de este estudio podemos mencionar su naturaleza transversal, pues

si bien se presenta un análisis de sendero, que hipotetiza relaciones causales, no es posible en este caso hablar de causalidad pues las variables fueron todas medidas en un único momento. Esto plantea la necesidad de realizar estudios longitudinales que midan estas variables al iniciar la vida académica universitaria y luego seguir su rendimiento a lo largo de su proceso de formación. Una segunda limitación es la selección de la muestra, pues en el presente caso fue por accesibilidad, lo que no asegura que la muestra sea representativa de la población. De ese modo, los alcances del estudio están limitados a la población específica de estudiantes que fueron encuestados y su generalización a otras poblaciones tiene carácter hipotético. Una tercera limitación es la ausencia de datos sobre el rendimiento de los estudiantes, pues debido al momento en que se realizó el estudio no se contaban con datos acerca del rendimiento final por asignatura.

El dato del rendimiento académico permitiría construir modelos predictivos más complejos y de mayor poder explicativo a fin de predecir el desempeño, por ejemplo, la realización de estudios longitudinales y análisis de crecimiento latente, que permitirían evaluar el poder predictivo de las variables incluidas en este estudio además de controlar otras variables como el nivel educativo, asignatura y profesor, entre otras.


Otra propuesta para estudios futuros sería evaluar estos mismos factores en estudiantes de

secundaria, ya en la universidad la intervención tiende a ser más reparatoria. También se sugiere estudiar a alumnos de educación técnica profesional, en donde se agrupan los sectores de jóvenes más desaventajados en los ámbitos académicos, lo que dificulta a las instituciones hacerse cargo de las diferencias de entrada de sus estudiantes. Este enfoque positivo puede ayudar a promover el empoderamiento y la superación de las dificultades de entrada de parte de los propios estudiantes, incentivándolos a asumir un rol más activo.

Estos hallazgos resultan novedosos pues permiten la transferencia de un conocimiento

ampliamente utilizado en áreas de la salud, clínica o laboral, al ámbito académico, complementando los estudios tradicionales centrados en factores cognitivos, de desempeño en niveles educativos previos, o sociodemográficos, con estudios basados en la psicología positiva. A partir de los hallazgos de este estudio el sistema de educación superior podría incluir el paradigma de la educación positiva, centrada en el desarrollo de virtudes humanas, y así influir intencionadamente en el éxito académico de sus estudiantes.



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