Interpretación de la DBT (Terapia Dialéctica Comportamental)

Autor: Michel A. Reyes Ortega

De acuerdo con Pérez Álvarez (2014), se denomina terapias comportamentales contextuales (terapias contextuales para abreviar) a un grupo de terapias desarrolladas en el marco del análisis conductual en la década de los 1990. Específicamente, el nombre comportamental contextual se ha relacionado a la terapia de aceptación y compromiso (ACT por sus siglas en ingles) para enfatizar su relación con la ciencia comportamental contextual (CBS por sus siglas en inglés), “una versión moderna y holística de análisis comportamental interesada particularmente en el estudio del lenguaje, que adopta una estrategia de desarrollo reticulada, que se incluye como parte de la ciencia evolutiva contemporánea y que está basada en la filosofía de la ciencia llamada contextualismo funcional” (Villatte, Villatte, & Hayes, 2015, p. 381).

Dentro de las terapias contextuales se incluye a la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la psicoterapia analítica funcional (FAP), la terapia de activación conductual (BA), la terapia comportamental integrativa de pareja (IBCT) y la terapia dialéctica comportamental (DBT). Estas terapias difieren en su explicación de la problemática clínica, algunos postulados ideológicos y en las técnicas de modificación comportamental que utilizan, por lo que pudieran parecer difíciles de integrar por momentos, aunque su base en el análisis comportamental y su carácter experiencial parezcan acercarles en otros.

Entiéndase por experiencial que privilegia el uso de técnicas que permiten a los consultantes observar y aprender en base a su propia experiencia en vez de adoptar un enfoque psicoeducativo y orientado al cambio/desarrollo de reglas (Villatte et al., 2015), lo

que resulta evidente en modelos como ACT y FAP, pero no en DBT que tiene un fuerte énfasis psicoeducativo e incluye estrategias de modificación cognitiva aparentemente

incongruentes con lo que las investigaciones sobre lenguaje desde la perspectiva CBS sugieren.

Más allá de las diferencias, el análisis de los procesos de cambio de estas terapias parece sugerir que funcionan de una forma parecida, si no es que igual, esto es a) desarrollando consciencia y apertura frente a lo que ocurre en el momento presente y b) promoviendo patrones de acción intencionales orientados a lo que resulta significativo o valioso para cada persona (Hayes, Villatte, Levin, & Hildebrandt, 2011). Procesos a los que Villatte, Villatte y Hayes (2015) llamarían a) sensibilidad flexible al contexto, la capacidad para notar varios aspectos del contexto y responder a lo que resulte más relevante de él; y b) coherencia

funcional, valorar la congruencia de las propias reglas y acciones intencionales respecto a lo que sugiere la propia experiencia, y respecto a su compatibilidad con las metas personales valiosas.

Se llama coherencia a la relación condicional entre las redes de relaciones y las propiedades de sus referentes. Un razonamiento es funcionalmente coherente, o pragmático, cuando las ideas (redes de relaciones simbólicas) llevan al logro de metas, un

razonamiento es coherente esencialmente, o realista, cuando las ideas corresponden con las propiedades intrínsecas de sus referentes, y un razonamiento es coherente socialmente cuando las ideas corresponden con las expectativas de la comunidad (Villatte et al., 2015).

Las terapias basadas en la CBS (Villatte et al., 2015) ayudan a las personas a responder distinto a las circunstancias de vida donde se sienten estancados, para esto se sirve de la modificación de las contingencias (eventos que preceden y siguen al comportamiento del consultante) dentro de la sesión terapéutica y en el ambiente natural, la modificación

de la función de los eventos contingentes (internos y externos) a partir del lenguaje (acto de relacionar eventos con símbolos, y símbolos con símbolos de manera que se altera la función de sus referentes).

Considerando deseable la adopción de una perspectiva de observador respecto a los diversos eventos (internos/privados y externos/públicos) comprendidos en el momento (relación deíctica), incluirlos (sean eventos deseados e indeseados) como parte de la experiencia y reconocerla/nombrarla (relación jerárquica), dar valor al propio comportamiento (coordinar la acción con una meta valiosa) y actuar intencionalmente

mientras se observan los efectos momento a momento del propio comportamiento (rastrear las relaciones causales entre las acciones y sus consecuencias, comparando si estas son

congruentes o incongruentes con las metas valiosas propuestas). Un proceso al que se le ha llamado Flexibilidad Psicológica (Hayes, Strosahl, & Wilson, 2012); Regulación Emocional (Werner & Gross, 2010); y Atención al Momento Presente (Strosahl, Robinson, & Gustavsson, 2015), entre otros.

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